Al igual que hiciera Étienne Davodeau en su primera obra publicada en nuestro país La mala gente, vuelve a un tema candente, las protestas sindicales obreras de 1950 en la provincia del Finisterre francés, en la población de Brest:, donde el título de la obra lo dice todo, Ha muerto un hombre. Un álbum que ha contado con el guión de Kris, un guionista originario del mismo lugar de Brest, donde se originaron los hechos expuestos. El narrador de la historia, no es otro que uno de los famosos cineastas franceses perseguido por sus denuncias sociales, René Vautier; tras una larga ausencia, vuelve a Francia a requerimiento la CGT (sindicato obrero de la construcción), para rodar la situación tan grave por la que atraviesan, apenas sobrevivían con lo que cobraban, en una época, donde apenas cinco años de la finalización de la II Guerra Mundial, la reconstrucción de la ciudad, aún continuaba. Las manifestaciones en la calle iban en aumento, la tensión se nota en el ambiente, y el enfrentamiento policial era inminente, hasta que se produce el fatal desenlace, la muerte de uno de los obreros, Édoard Mazé. Desde ese momento, Vautier, decide filmar todo lo referente al movimiento sindical y los piquetes, al que acompañaran dos militantes, Desiré y Petit Zef, que se involucran en todo momento con el proyecto; con una pega, su cámara no grababa sonido, decidiendo acompañar a la filmación con la banda sonora de un magnetofón, y un poema de Paul Éluard Un hombre ha muerto, en homenaje al compañero fallecido. Finalizada la grabación recorren todos los lugares, para infundir fuerza y ánimo a los obreros, en pos de conseguir las justas pretesiones sociales.
Para la realización de éste álbum Kris tardo 4 años, hasta que reunió todos los elementos y pudo contar con la colaboración del propio René Vautier, además de algunos de los testigos de lo ocurrido como Pierre Cauzien; añadiendo numerosos problemas editoriales para la finalización del álbum, y poder contar con un dibujante de la talla de Davodeau; todo ello para dar testimonio de uno de los grandes sucesos reivindicativos de los años 50. En una historia emotiva, llena de sencillez y datos rigurosos, como así lo atestiguan el informe que contiene al final del álbum, con todo lujo de detalles y protagonistas. En cuanto al aspecto gráfico Davodeau, realiza un buen trabajo, con una narración fluida y una caracterización de personajes acertada, además de un color espectacular. Sobre la edición de Ponent Mon, como siempre impecable.
En Ha muerto un hombre, encontraremos una lectura agradable, llena de momentos vibrantes que hacen de ella una obra de carácter histórico sindical francés relevante.
Ha muerto un hombre
Guión: Kris
Dibujos y color: Étienne Davodeau
Editorial: Ponent Mon.
Edición original: Un homme est mort, Futuropolis.
Formato: cartoné, 23 x 295 cms.
80 Páginas, 23