Jiro Taniguchi vuelve a sorprendernos con una obra radicalmente diferente a lo que nos tiene acostumbrado, El Rastreador (datada del año 2000), con los personajes principales de un alpinista y una adolescente de 14 años; en un manga de gran carga emotiva, que te mantiene en vilo hasta el último momento. Takeshi Shiga, el protagonista, vive retirado de toda actividad deportiva, regentando una tienda en la montaña, hasta que recibe la llamada de la mujer de su gran amigo desparecido, durante una misión en el monte himalayo Dhaulagiri. En esa llamada le pide ayuda para encontrar a su hija desparecida, con la incognita de sí seguirá con vida, tras llevar varios días sin saber nada de su paradero; Shiga se siente culpable de alguna forma por lo sucedido por la muerte de su amigo, al no acompañarlo en esa misión; adquiriendo dede ese momento un compromiso, como si se tratará de un familar cercano, ayudar siempre en todo lo posible a la hija de éste. De inmediatamento pone rumbo a Tokio, para expiar sus pecados pasados, y ayudar en lo que sea posible a la mujer de su amigo; ante la ineficacia de la policía decide investigar por su cuenta entre las amigas de Megumi Sakamoto, el barrio por donde despareció o contactando con un confidente, que le pondrá sobre la pista de la muchacha, con unas cuantas sorpresas de por medio sobre la clase de vida que llevaba la muchacha. Parece ser que está implicado en éste asunto un alto directivo de una empresa tecnológica importante. ¿Conseguirá Shiga encontrar la chica con vida? ¿Detendrán a los culpables? La solución en éste estupendo drama- thirller que nos presenta Ponent Mon, como siempre en una edición de gran calidad.
De la historia que plantea Taniguchi (1947 Tottori, Japón), me ha gustado principalmente, por la bien que es llevada la trama, donde las pistas a la solución del caso, van apareciendo poco a poco; lo que sin duda hace compartir con el protagonista la preocupación de una busqueda desesperada por la chica. Otro tema para reflexionar, es la problemática de la adolescencia en los hijos, cuando no hay comunicación entre ellos y sus progenitores, con la consiguiente perdida de confianza en ambas partes en la relaciónes paterno-filiales, con consecuencias como las planteadas en El Rastreador.
Como es habitual en el autor, nos muestra gráficamente hablando un buen trabajo, con un guión lleno de sorpresas, en los que a veces recurre a los flashback para ponernos en situación de la historia a tratar. En definitiva una obra que merece ser leída por todos los seguidores del maestro Taniguchi y los no iniciados en él. ¡No te la puedes perder!
El Rastreador
Guión y dibujos: Jiro Taniguchi.
Editorial: Ediciones Ponent Mon
Sentido de lectura oriental.
Formato: rustica con solapas, 15 x 21 cms.
336 Páginas, b/n y color, 1995
Valoración: ****
Escrito por JAMESON a las 14 de Junio 2006 a las 03:58 AM