Muy pronto Norma Editorial, tendrá el honor de publicar una de las mejores recopilaciones que se han hecho de Little Nemo recientemente, a cargo de la editorial americana Sunday Press de Peter Maresca. Un libro de lujo, para una edición gigante que merece la pena y mucho. Habrá que empezar a ahorrar ante éste impresionante libro ,y las muchas novedades que se preparan de cara a Navidad.
Little Nemo in Slumberland Vol. 1. ¡Esos espléndidos domingos!
Winsor McCay
Edición en cartoné
Formato: 40'6 x 53'3 cm
Lomo encuadernado en tela
120 págs, a color, papel de 145 gr.
PVP: 100
Primera edición limitada de 1000 ejemplares.
A la venta el 15 de diciembre de 2006
Zenas Winsor McCay nació en 1867 (el mismo año que otros grandes ilustradores como Frank Brangwyn, Arthur Rackham o Sidney Sime), probablemente en Canadá. Se crió en Michigan, donde comenzó a dibujar a muy temprana edad. A los 13 años retrató un naufragio en la pizarra de la escuela que fue fotografiado, copiado y posteriormente vendido. Su atención a los detalles a tan temprana edad era ya sorprendente.
Su padre nunca vio con buenos ojos sus tendencias artísticas. Cuando McCay contaba 19 años de edad, lo apuntó a una escuela de negocios para que aprendiera un trabajo real. McCay se reveló y comenzó a frecuentar diferentes puntos de Detroit. Fue allí donde empezó a ganar dinero como artista. Su primer trabajo consistió en realizar retratos de los clientes del Wonderland, un establecimiento en parte circo, en parte vodevil, a 25 centavos cada uno. Su facilidad para la observación y su sorprendente habilidad para dibujar a gran velocidad le convirtieron en una atracción popular.
En 1889 se trasladó a Chicago donde trabajó en una imprenta con Jules Guerin. Dos años después, volvió a mudarse, esta vez a Cincinnati. Allí se casó y tuvo dos hijos. Trabajó pintando señales y haciendo dibujos eventualmente para un periódico local. Fue en este periodo donde desarrolló su habilidad con la pluma. Ya en 1899 comenzó a enviar dibujos a la revista Life.
En 1903, McCay recibió una invitación del New York Herald para que trabajara con ellos. A finales de ese año comenzó en la ciudad de los rascacielos su etapa más prolífica como dibujante. Tras tres intentos fallidos (Mr. Goodenough, Sister's Little Sister's Beau y The Phurious Phinish of Phoolish Philipe Phunny Phrolics) crea Little Sammy Sneeze, que se publicó dominicalmente desde julio de 1904 a diciembre de 1906. A ésta le seguirían Dream of the Rarebit Fiend, The Story of Hungry Henrietta y A Pilgrim's Progress. A través de estas creaciones, McCay aprovechó para profundizar en su creatividad. Sin embargo, la sofisticación de sus dibujos eclipsaba otros aspectos de sus tiras que nunca terminaron de pulirse del todo. Los bocadillos y las letras siempre se adecuaban al dibujo y los textos parecían haberse compuesto rápidamente para llevar la atención únicamente hacia el aspecto visual.
El 15 de octubre de 1905, vio la luz Little Nemo in Slumberland, su obra maestra. Esta nueva creación revolucionó las tiras de cómics, convirtiéndose en un éxito inmediato. Se trataba de una fantasía que semana a semana iba descubriéndonos Slumberland un lugar más mágico que el mundo de Oz de L.F. Baum (1899) y más sorprendente que el país de las maravillas de L. Carroll (1865). En solo cinco años en Nueva York, McCay se había convertido en uno de los artistas más importantes de la ciudad. Su capacidad de comprensión del medio estaba muy por delante de su época.
En julio de 1911, McCay deja el Herald para trabajar en el diario The American de William R. Hearst, conocido sobre todo por la agria versión que de él hizo Orson Welles en su Ciudadano Kane. Nemo fue publicado en este medio bajo el título de In the Land of Wonderful Dreams, ya que el Herald tenía los derechos sobre el nombre de Nemo. Pero poco tiempop después, el 13 de diciembre de 1913, McCay decidió dejar de lado sus tiras y dedicarse a un trabajo editorial serio.
En 1924, tras dejar de trabajar para Hearst, vuelve al Herald intentando revivir Little Nemo, sin embargo, el proyecto solo duró dos años ya que no tuvo una gran aceptación entre el público. McCay murió en 1934. Siempre deseó que la animación se convirtiera en un arte y que sus tiras apelaran no solo a los ojos, sino a las almas. Y sin duda, lo consiguió.
Escrito por JAMESON a las 30 de Octubre 2006 a las 05:51 PM